La Mente Conformista
En un viaje fuera del país que tuve la oportunidad de hacer, me encontré con muchos hermanos venezolanos, profesionales todos, los cuales se encuentran trabajando en diferentes áreas. La coincidencia es que no es precisamente su área de preparación, sino que "comenzaron desde abajo" para poder hacer sus bases en el país y vivir con una mayor calidad.
Pero me llamó la atención que, cuando les pregunté cuándo iban a empezar a hacer las gestiones para desarrollar su carrera o cumplir con sus sueños, todos me decían que, trabajando sencillamente, habían alcanzado las necesidades básicas y, entonces, no tenían necesidad de dar un paso más allá. ¿Para qué volver a estudiar? ¿Para qué esforzarme tanto de nuevo? Si así como estoy puedo comer, pago mis deudas y accedo a los servicios de salud.
Este mismo discurso lo encuentro muchas veces. Lamentablemente, a los venezolanos se nos ha hecho cuesta arriba saciar completamente nuestras necesidades básicas (alimentación, salud, educación), y esto hace que estemos conformes con cualquier pequeña ayuda que nos pueda llegar. Aunado a esto, observo con preocupación que bajo la excusa: "tengo que agradecer lo poco que tengo", las personas se mantienen conformes y evitan ir más allá de sus estados actuales, desarrollando así la llamada mente conformista.
El conformismo es un estado que se desarrolla poco a poco. Primero, se aceptan los preceptos de otras personas, sin necesidad de refutarlos o siquiera analizarlos. Luego, poco a poco vamos perdiendo identidad y aceptando cualquier cosa que pueda llegar. Y para finalizar, perdemos una gran cantidad de energía que nos lleva a tener una vibración y un estado emocional bajo.
Esto es muy grave y observo con preocupación que crece cada vez más. En la década de los 60 y los 70, Caracas era una ciudad modelo para América latina, hoy más bien nos encontramos en una disyuntiva en cuanto a nuestra identidad. Todo esto, aunado a las políticas actuales, crean un clima de total conformismo que se está acentuando en nuestra población, y aunque no niego la crisis política, este vicio es en gran parte responsable de lo que estamos viviendo.
¿La solución? volver a potenciar ese sentimiento emprendedor que hasta hace cuatro años estaba creciendo. Internalizar la responsabilidad que tenemos en nuestras vidas y entender que nosotros hacemos nuestras oportunidades. Es necesario comenzar a dejar a un lado los vicios y conectarnos con nuestra abundancia. Solamente cuando entendamos nuestro potencial como sociedad y el potencial que nuestro país nos ofrece, nos elevaremos como una población activa capaz de estar al nivel de los países del primer mundo.
